La Semana Santa es una tradición religiosa que se celebra en España con gran intensidad y expectación. En muchos lugares, la Semana Santa es la fecha más importante de su calendario y, por ese motivo, durante todo el año muchas ciudades y pueblos se preparan para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Aunque el fin sea el mismo, la manera de festejarlo cambia completamente de un lugar a otro, convirtiéndose en un auténtico atractivo no solo para la población de dichas ciudades o pueblos, sino también para los turistas que se sienten atraídos por admirar estas costumbres.
Para la ciudad murciana de Lorca, la Semana Santa es clave. En primer lugar, por la devoción y la pasión con la que los lorquinos y las lorquinas viven esta fecha y, en segundo lugar, por los miles y miles de visitantes que año tras año recibe la ciudad fascinados por esta tradición tan especial.
Pero ¿qué hace que la Semana Santa de Lorca sea diferente? ¿Por qué atrae a miles de personas cautivamos por ella? Espectacularidad, religiosidad, pasión, arte, originalidad, rivalidad son algunos de los adjetivos con los que se puede describir esta festividad. Es realmente difícil explicar con palabras las razones que hacen que la Semana Santa de Lorca sea única. En Viajeros Blog queremos acercarte y darte a conocer esta famosa tradición lorquina que no deja a nadie indiferente.
El Jueves y el Viernes Santo, los días grandes de Lorca
La Semana Santa lorquina da comienzo el Viernes de Dolores, justo una semana antes del Viernes Santo. Desde ese día hasta el Domingo de Resurrección se suceden las distintas procesiones y celebraciones por los barrios y las calles de Lorca; las más importantes y las que más expectación crean son las que tienen lugar el Jueves y el Viernes Santo.
Las procesiones lorquinas son más bien conocidas como cortejos o desfiles bíblico-pasionales porque en ellos se representan desde los principales pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia hasta la crucifixión de Jesús. Impresionantes carros tirados por caballos, jinetes y maravillosas carrozas de enormes dimensiones reproducen las grandes civilizaciones de la historia como si de un auténtico viaje en el tiempo se tratara: Egipto, Babilonia, Israel, Roma, Grecia, Persia. El cortejo pasional o religioso también es espectacular con bellas imágenes sobre imponentes tronos de estilo barroco llevados por costaleros, nazarenos que emulan catedrales góticas o impresionantes escoltas de mayordomos que “protegen” las imágenes de las vírgenes y los santos.
Los desfiles tienen lugar en lo que se denomina la “Carrera”, que se ubica en una de las avenidas más céntricas e importantes de la ciudad, la Avenida Juan Carlos I. A los lados de la misma se disponen los palcos desde los cuales todo aquel que adquiera su localidad puede vivir las procesiones muy de cerca. En el pasado, las procesiones se celebraban en la conocida calle de la Corredera, pero debido al enorme incremento de la afluencia de público y a la grandiosidad de los carros y las carrozas, se trasladó al lugar actual.
Ambos días son muy importantes, pero el Viernes Santo es el más destacado y esperado porque es en este día cuando las distintas cofradías o pasos lorquinos lucen sus mejores galas y sacan sus creaciones más reconocidas, así como las imágenes religiosas de sus respectivas vírgenes. Desde primera hora de la mañana, Lorca se echa a la calle para visitar las iglesias de los pasos donde se pueden admirar las obras que por la tarde procesionarán en los desfiles.
El Viernes de Dolores, el primer día oficial de la Semana Santa, y el Domingo de Ramos también se celebran desfiles. En el primero, la protagonista es la cofradía del Paso Azul que, igual que el Viernes Santo, sale con sus obras más destacadas, incluida la imagen de su virgen, la de los Dolores. En el Domingo de Ramos, por el contrario, el que marca la procesión es el Paso Blanco. Los blancos y blancas se visten de hebreos y portan palmas y ramos de olivo mientras siguen a un hombre caracterizado de Jesús sobre un burro donde se recrea en la “Carrera”, con una original puesta en escena, su entrada en Jerusalén, tal como relata la Biblia.
Las cofradías, rivales en el mejor sentido
Durante una semana, Lorca se divide en colores. En las procesiones lorquinas desfilan varias cofradías o pasos, contando cada uno de ellos con sus más fieles seguidores. Entre ellos destacan: el Paso Azul, el Paso Blanco, el Paso Morado o el Paso Encarnado. Los dos primeros, el Paso Azul y el paso Blanco son los principales y entre los que existe una mayor rivalidad que podríamos comparar, para entendernos, con la rivalidad entre el Real Madrid y el Barcelona.
Blancos y azules compiten por quién luce mejor en las procesiones, quién tiene los mejores bordados, los mejores mantos o qué virgen es la más guapa. En el caso del Paso Azul, su patrona es la virgen de los Dolores y en el del Paso Blanco, la virgen de la Amargura.
Durante los desfiles es donde los seguidores de ambos pasos demuestran con más intensidad su rivalidad. Otro de los momentos más emocionantes y donde se puede sentir esta confrontación es en la llamada “Recogida de banderas”. Este tradicional acto tiene lugar justo antes de la procesión, dando el pistoletazo de salida a la misma. Una comitiva formada por la junta directiva de las cofradías, el estandarte-guión y las bandas de ambos pasos recorren las calles de la ciudad para recoger sus respectivas banderas colocadas en el balcón de alguno de los cofrades. En un punto del recorrido, ambas comitivas se encuentran, produciéndose uno de los momentos más tensos y a la vez más apasionantes: las dos bandas tocando sus respectivos himnos con toda su energía, mientras el público asistente grita con todas sus fuerzas “vivas” a los diferentes pasos y a sus imágenes. Merece la pena asistir a la “Recogida de banderas” como aperitivo para lo que viene después.
Sin duda, este “enfrentamiento”, entendido en el buen sentido, es una de las características más llamativas de la Semana Santa de Lorca. Los visitantes se contagian de este espíritu y terminan viviendo las procesiones como unos lorquinos más.
El bordado lorquino, reconocido a nivel mundial
El componente artístico de las procesiones de Lorca es una de las singularidades más identificativas de su Semana Santa. El oro, la plata y la seda se unen con una elaborada técnica de bordado, dando lugar a impresionantes mantos, capetas, túnicas, estandartes que forman parte tanto del cortejo bíblico como el cortejo religioso. Todas las piezas que desfilan están confeccionadas a mano por profesionales que dedican horas, incluso años, en realizar estas obras.
Las cofradías o pasos diseñan y crean sus propias obras, por lo que cada uno cuenta con su propio estilo que las diferencia y las hace especiales.
Las técnicas empleadas están tan trabajadas que algunas de ellas están patentadas. Es el caso del “punto corto” o “punto Español Felices”, en honor al director artístico del Paso Blanco, Emilio Felices Barnés, que fue quién la ideó. Esta técnica consiste en pequeñas puntadas de seda consecutivas y horizontales. El resultado es una precisión y perfección tal que las escenas y las figuras de los mantos, capetas, estandartes parecen auténticas obras pictóricas en lugar de bordados.
La calidad de estas obras ha sido reconocida a nivel mundial. Algunas de ellas han sido declaradas bien de interés cultural. Un total de doce bordados del Paso Blanco y el Paso Azul han recibido esta distinción. Destacan el conjunto del Paso Blanco que forman el manto de la virgen de la Amargura y el estandarte de la Oración en el Huerto, ambas obras del director artístico Emilio Felices Barnés; del Paso Azul, obras del director artístico Francisco Cayuela, destacan el manto de la virgen de los Dolores y el estandarte de El Reflejo. Estos dos artistas fueron nombrados en 2009 Hijos Predilectos de Lorca por una vida dedicada a contribuir con sus obras a la Semana Santa de esta ciudad.
Actualmente, los bordados y los desfiles bíblico-pasionales están nominados para ser declarados patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco con el objetivo de preservar y cuidar estas creaciones.
La Semana Santa lorquina se alarga todo el año gracias a los museos de bordados de las cofradías del Paso Blanco, el Paso Azul, el Paso Morado y el Paso Encarnado. Espacios habilitados al público para acercar a todos aquellos que lo deseen, en cualquier momento del año, el rico patrimonio artístico y la experiencia de la tradición de Lorca. La visita cuenta además con servicios multimedia que permiten profundizar en la historia, la técnica y el significado de cada una de las obras expuestas.
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